Bueno, esta ha sido una gran semana. Susan me ha ayudado mucho, la verdad. Al día siguiente de dejar al hijo de puta de Jimmy, llamé a Susan, que me dio su dirección, un pequeño apartamento en Nothing Hill. Fui a su casa y no pude ver sino el pasillo, que estaba lleno de cajas sin desembalar, como si se hubiera mudado hace poco. En cuanto llegué, cogió sus cosas y nos fuimos.
Dimos un paseo por la zona, un bonito barrio con algunos parques, muchas tiendas pijas y casas coloridas. Es un lugar de clase alta, pero conserva un ambiente distendido, como si todos fueran amigos. Nothing Hill es un lugar único, pues desde el Siglo XIX ha sido hogar de artistas, gente bohemia y demás parafernalia digna del Moulin Rouge. Era una mierd de pueblo que no quería ni dios hasta que Londres, en su constante crecimiento, terminó tragándoselo. Así que, en mitad de la ciudad más contaminante de la época, aparecen unas bonitas casas victorianas donde el peor crimen es el abuso sistemático del absenta... Se convirtió rápidamente en un lugar para la clase alta, aunque no pudieron echar a los que allí estaban, así que adoptaron su forma de vida.
Durante todo el trayecto me iba contando anécdotas sobre el lugar, como si fuera un guía turístico. Parecía que hubiera vivido en el lugar toda su vida. Incluso a veces se quedaba esbozando una sonrisa, con mirada perdida, a un lugar concreto, como rememorando algo acontecido allí largo tiempo atrás. Caminamos un largo trecho, perdiéndonos por las calles sin aparente rumbo fijo. Yo hablaba poco y ella no hablaba de nada importante. Al final nos sentamos en un banco cercano a la iglesia de St. John y me preguntó por mi. Le conté que venía de Miami, que me llamo Andrew Simonson y todo eso.
En ese punto, la conversación intrascendente la tornó interesante. Me contó, casi sin que yo tuviera que preguntar, los grupos mágicos que operan en la ciudad. Fue realmente frustrante no disponer de una mísera libreta para apuntar todo lo que decía, pero no es mi intención parecer un periodista. Aún así, recogí información muy jugosa.
Para empezar, hay una especie de gobierno en las sombras. Son como reyes intocables, la estirpe de la que me hablaba Jimmy. Hay todo un movimiento en torno a ellos, una sociedad prefabricada donde docenas de personas están contentas con el status quo. Hasta hace muy poco, ningún mago podía enseñar a otro humano a menos que tuviera el beneplácito de este... Consejo Mágico.
Eso les convertía casi en los únicos magos de la ciudad, quizás de toda inglaterra, ya que existe un grupo de sádicos criminales que utilizan como pequeño ejército. Cualquier movimiento de magos por el país debe quedar registrado por ellos, y cualquier mago existente debe estar censado. El simple hecho de no hacerlo, se considera delito.
Es alucinante, todo esto está por encima de la ley. Incluso tienen detractores que luchan contra el orden establecido, pero a ellos tampoco les interesa que la magia se propague como la pólvora. Ahora, gracias al documental que hice, las tornas están cambiando. Cada día aparecen nuevos magos, aunque la mayoría se queda simplemente en la superficie, con sus juegos de salón.
El problema es ¿Quién les encuentra primero? Si el Consejo Mágico se percata de ellos, puede obligarles a unirse a ellos o, directamente, cargárselos, que es lo más normal.
Por contra, los rebeldes acogen a todos los nuevos con los brazos abiertos, por lo que tienen cada vez más gente, pero no está para nada cohesionada. No comparten objetivos ni visiones, por lo que su sociedad se empieza a requebrajar.
Según me dijo Susan, todo esto es a nivel insular. Fuera de Reino Unido hay formas de gobierno distintas o inexistentes. No existen tratados internacionales que definan las relaciones entre estos gobernantes, por lo que casi siempre se ignoran simplemente. Me estuvo detallando muchos más elementos durante horas, y casi no me hizo preguntas. Al final se hizo de noche y se despidió de mi, acompañándome hasta la entrada de metro.
Fue... raro. Susan es una mujer muy guapa. Cuando estaba frente a Jimmy se comportaba como una persona diferente. Conmigo es... es ingeniosa, atenta... Es extraño, como si yo fuera... No quiero pensar en ello, la verdad.
Me contó muchas cosas y no me pidió nada a cambio, ni siquiera se me insinuó, como la otra vez. No lo entiendo.
Tendré que investigarla...
********FIN DE LA TRANSCRIPCIÓN********
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